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la aristolochia baetica es bella

viernes, 8 de abril de 2011

El aerohuerto de mi cuñado.


Que no es por capricho, me asegura, sino por adaptarse a los tiempos que corren. Y aunque insisto en que un aeropuerto no puede ser buen negocio en un pueblo tan pequeño, él se encoje de hombros -como en la más convencional de las novelas- y me dice ¿no crecieron antes las lechugas y los pepinos, los terneros que pastaron en estos prados, y tú mismo creciste comiendo ternera con tomate...?



Ingenio no le falta: Ha habilitado el silo de pienso para pollos como torre de control y sus comederos son ahora balizas. La pista de aterrizaje, una extensión árida cuyo final apunta a la torre de la iglesia, antes sirvió para que los intermediarios se lucrasen con las hortalizas que en ella se regaron. Lo que fueron cochiqueras ahora servirán para el resguardo de los aviones, y es que mi cuñado supo aprender que del cerdo se aprovechan hasta los hangares.

Ven, me apremia, y le sigo. Camina rápido, braceando orgulloso para mostrarme en detalle las instalaciones, pronunciando con hortelana pulcritud la ene seguida de la ese, ambas bien instaladas en su verbo, madre siempre dijo que ser pobre no está reñido con ser limpio, y por eso seguimos siendo pobres, por no reñir.
A veces me pierdo en su oración, pues mi cuñado habla tan rápido como camina, pero si me detengo encuentro el rastro, y me instalo en su huella.



Y va soñando en su camino con los establos hormigueados por pasajeros y azafatas, suelos encerados y último aviso para el vuelo con destino a Tombuctú ding dong. Tanta pasión, carrera y braceo pone en su relato que antes de llegar al final de la pista ya ha emprendido el vuelo. Siento vértigo y me dejo caer al suelo para aferrarme a un terrón. Sólo mi curiosidad hace que abra los ojos, y entonces puedo verlo sorteando, con buen aire y maestría, la espadaña de la iglesia.

Nota:
Aunque desvelado, dedicado a Ramón García Durán.


7 comentarios:

MartinAngelair dijo...

Bueno,...

...es impresionante lo bien que escribes!




Comencé por resaltar una frase tuya para el comentario,...

...al final, casi copiaba todo el texto,...y para maestría el final del mismo,... :)




Muchos besos.
B.D.C.Ls.Ms.// B.D.C.P.

Albert dijo...

el patio de mi casa es particular
y si quiero un aeropuerto
en mi patio o en tu huerto
quien nos impide soñar?
si en Ciudad Real o en Alfés
crecen pistas por doquier
que es de locos, joder!!!
para veinte vuelos al mes!!!

Albert dijo...

una precisión que se me ha escapado...
Alfés es una población del Segrià donde durante años se quería ampliar un pequeño aeródromo militar para construir el aeropuerto de Lleida.
La oposición de los ecologistas, y ornitólogos de media Europa, y la presencia de la Chersophilus duponti (una alondra en peligro de extinción) logró para el proyecto.
Pero como la felicidad en mayúsculas no existe... mientras estábamos distraídos parando el aeródromo de Alfés, empezaron a construir el Aeropuerto de Alguaire (parece que en Lleida es imprescindible un aeropuerto), y encima, con todos los desvelos que hemos tenido hacia ella, la alondra dupont ha decidido extinguirse definitivamente en esos parajes!!!
caguenlamarsalada...

Alberto Gil Chamorro dijo...

Simplemente genial, coincido totalmente con MartinAngelair. Casi me atraganto como Bush cuando he leía "mi cuñado supo aprender que del cerdo se aprovechan hasta los hangares".

y yo durmiendo dijo...

Sigue con tus desvelos, Amor.

Ramón García Durán dijo...

Anda, pero si me lo has dedicado ¡a mí!

Es que eres muy buena gente, Paco, ya lo sabía yo. Y encima la historia es excelente. No sé si te envidio más el verbo o el corazón que tienes. Y no sé por qué me da a mí que al menos para ti está saliendo el Sol. Y me alegro tanto... Gracias además por esa sabia moraleja: no nos dejemos traicionar por el vértigo que puede sobrevenir al volver a levantar, después de tiempo, el vuelo.

Ramón emocionado

Paco Amor dijo...

Paco encantado con la emoción.