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la aristolochia baetica es bella

jueves, 9 de diciembre de 2010

ruido de caracoles


caraflor

No me he parado a comprobarlo, pero el caracol debe ser de los pocos animales que no hace ruido al caminar. Si es que por caminar puede entenderse el ir de un extremo a otro de la vida arrastrando las tripas y devorando: esta hoja aquí, aquella brizna allá...

Para ruido el del viento de poniente que me arropó el pasado lunes y mientras me arrastraba como un caracol: un click aquí, un clack allá, intentando zafarme de su fuerza: por toda defensa, el pulso. Por mucha luz, la que me regalaron unos nubarrones reflexivos. Los mismos nubarrones que horas más tarde harían tanto daño: un trueno aquí, un relámpago allá, y tantas lágrimas que no cabrían en el más largo de los caminos.

Hay lágrimas tan silenciosas como caracoles; silencios tan caprichosos como tormentas y caprichos tan tormentosos como inútiles.

Qué bonito es el ruido de caracoles.
Y qué feo es el ruido de sables.


2 comentarios:

MartinAngelair dijo...

Qué bonita entrada,...

...con tu letra, y tu fotografía caraflor.






Muchos besos, y si los necesitas de ánimo, más besos todavía.




B.N.C.Ls.Ms.

diminuto blog dijo...

Vengan besos, Martina. No, no los necesito animosos, aunque me gustan animados.
Yo, divinamente, pero siempre intentando ser consciente de dónde estoy. Lo que es bueno para unos es malo para otros, y pienso que lo malo puede evitarse muchas veces.

El caso es que yo andaba tan arropadito por el viento, pero a unos kilómetros tierra adentro habían personas cuyo presente dependía de las mismas nubes que a mi me gustaban. Qué cosas.

Hay más de literal que de literario en esta entrada.

Besos también para ti, maja.