Toda pared que se precie cuenta con su contador de la luz. Aunque si usted vive en un gran edificio, su contador descansará incansable en un pequeño cuarto oscuro, claro, y bien apretujado junto al de sus vecinos.
Lo de descansar es una manera de hablar, pues su contador de la luz contará sin descanso los amaneceres y los ocasos de usted.
El contador de la luz no hace distingos entre usted y yo. Así, el contará tanta luz como usted desprenda y tantos ocasos como le acontezcan.
En un pasado no demasiado lejano, y cuando no había luz que contar, fueron mis abuelos quienes se encargaron de iluminarnos con sus cuentos, y los cuentos quedaban en el aire para que así pudiesen ser respirados por quien quisiera.
Hace años que mis abuelos se fueron, y ya no me gustan los cuentos de los contadores de hoy. No me gustan porque nunca he escuchado su voz, y porque su vida, monótona y taciturna, hace irrespirable la de otras muchas vidas.
La señora de la imagen no se tapa el rostro para huir de su miseria; tampoco para escapar a mi miserable mirada. Solo se tapa las narices para intentar dormir, y así tener la ilusión de soñar que respira.
Lo de descansar es una manera de hablar, pues su contador de la luz contará sin descanso los amaneceres y los ocasos de usted.
El contador de la luz no hace distingos entre usted y yo. Así, el contará tanta luz como usted desprenda y tantos ocasos como le acontezcan.
En un pasado no demasiado lejano, y cuando no había luz que contar, fueron mis abuelos quienes se encargaron de iluminarnos con sus cuentos, y los cuentos quedaban en el aire para que así pudiesen ser respirados por quien quisiera.
Hace años que mis abuelos se fueron, y ya no me gustan los cuentos de los contadores de hoy. No me gustan porque nunca he escuchado su voz, y porque su vida, monótona y taciturna, hace irrespirable la de otras muchas vidas.
La señora de la imagen no se tapa el rostro para huir de su miseria; tampoco para escapar a mi miserable mirada. Solo se tapa las narices para intentar dormir, y así tener la ilusión de soñar que respira.
7 comentarios:
Que texto más bueno.
Me he pasado toda la tarde pensando en una palabra que defina lo que usted hace en su diminuto blog.
Ahora, cuando ya empieza el nuevo día y a punto de irme a dormir la hallé: encaje de bolillos. Son tres, ya lo se. Solo así se entiende que pueda encajar tan poéticamente conceptos tan dispares y casi me atrevería a decir que triviales, con sentimientos tan sublimes y profundos.
Ya me voy a dormir mas tranquila.
Besos
Contadores de luz, de agua, de gas, tenemos por todas partes. Y cuentistas...¡Como para no parar de contar!
En este mundo cada vez se cuenta todo más, y luego viene alguien y te trae la cuenta.
Saludos (por descontado).
Es posible que el texto aguardase agazapado en mis pupilas, Erna, y para saltar sobre mi en cualquier momento.
Lo que cuenta la imagen es amable, y comparado con las circunstancias, no visibles, que la rodean.
Muchas gracias. Me alegra mucho que te haya gustado.
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Me preocupa que hayas empleado toda la tarde pensando en algo tan diminuto, Mercedes, pero no puedo ocultar que tu piropo me sabe bien. Qué rico.
La palabra, quizás, sea sentimientos. Ni más ni menos que aquello que casi todos intentamos plasmar en un cuaderno.
Muchas gracias por tan amable despertar.
¡Ja ja ja...!
Qué chimpún más bueno, Francisco Javier.
¡Muchas gracias por la sonrisa!
(La tendré en cuenta).
:-)
Bonito descubrimiento el de los contadores de luz...
hay tantas cosas por descubrir en esta vida....
eso hace que sea interesante.
Claro que sí, Ars Natura.
Muchas gracias.
:-)
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