Poco importa si al llegar a casa no encuentras la imagen que viste; o que creíste ver. No es tan importante el resultado como aquello que con él puedas transmitir. Y si lo que transmites es deseo por caminar, observar, descubrir y ver ese instante que tú viste; o que creíste ver, pues qué bien.
Desaparecer:
Caminas, observas, descubres... Entonces te arrodillas y al hacerlo dejas de escuchar, ver, y oler todo aquello que escapa al encuadre, a la comunión de sentidos entre fotógrafo y fotografiado. Pierdes la noción del tiempo; el espacio se minimiza; a veces siquiera existe. Ahora todo es silencio.
Te incorporas. Por instantes no sabes dónde estás ni qué haces allí. Recuerdas un sendero, pero no lo ves. Te sientes perdido, de tanto que encontraste.
Regresas y piensas ¿servirá para algo más que para perderme? ¿ganará alguien más con esta pérdida?
Ojalá.