Aquél señor que emerge entre tomillos y jaramagos no puede ser pastor, en esto piensa la diminuta bestia insecta que vino al mundo hace unas pocas horas y que horas viviría entre otras bestias que, aún siendo menos, más feroces son. No sé si la ferocidad es por causa de su tamaño o de la razón que las anima, que poco importa ahora esto para el cuento que sigue y al que quedan menos segundos que al más diminuto de los seres vivos. No puede ser pastor, decide el animal, ni otro hombre de campo, pues ellos se distinguen por trasiegos y sudores, y éste que ya está a mi lado parece fresco y lozano, no ha de ser otro sino él, y a él pregunta ahora, por qué estos azules de turquesas en mis alas y por qué las alas mismas y ésta mi boca tan mínima que parece fabulada por el nutriente para burlar al nutrido, y las plumas con las que, no pudiendo escribir, tampoco me alzan en vuelo, señor.
El señor aún no ha visto a la insecta ni conoce su nombre, ni su razón, pues de conocerlas, no sucedería lo que ahora sucedería si, quien hasta aquí leyó, pudiera sumar alientos para llegar al desenlace. Toda historia tiene el suyo como lo tiene cada ser vivo, y después de esto amén, y antes de esto, también amén. Y en otro amén el hombre ya se ha inclinado para cortar una flor que llevar a su querida esposa. El hombre se ha inclinado porque está en el campo y quiere regalar una flor a su amada, pero si el hombre hubiera estado en un templo, el verbo, se habría reclinado. A cada espacio su verbo. Incluso a los espacios en los que la flor agoniza, o vive muerta.
Ahora la mala suerte, o el alma torcida del narrador, dispone que el señor dirija sus dedos hasta la flor donde la bestia pregunta, y, por ser ésta mejor escuchada, aprovecha la cercanía para poner primero sus patas y luego toda su existencia en manos del señor, plaf.
Él contará a su amada que a punto estuvo de ser picado por un enorme insecto. Quizás exagere el tamaño del animal, o al mismo animal, o la lucha que cruzase con éste, o ambas cosas. Es el amor un factor de estómagos infinitos y en ellos caben todas las luchas y todas las bestias que en el mundo existen. Luego se cierra la puerta para que se abra el beso y podamos regresar allí donde nunca estuvimos.
Aparte de otras flores e insectas que no cupieron en el relato, ya no se aprecian restos de la diminuta bestia. Una breve pausa es suficiente para borrar una vida de nuestra memoria y con ella, sus restos. Si es que quedaron restos después de la brutal onomatopeya que aplastó al ser vivo, y a su cuestión. Habrán a quienes les consuele imaginarla en otro mundo que cuestionar, o callada una vez aprendida la lección y exhibiendo sus turquesas, sus plumas, su boquita de piñón, esa que fue fabulada para la ingesta de razones mínimas y nunca para cuestionar existencias. Amén.
Clase: Insecta
Orden: Neuroptera
Familia: Nemopteridae
Género: Nemoptera
Especie: Nemoptera bipennis (Illiger, 1812)
Él contará a su amada que a punto estuvo de ser picado por un enorme insecto. Quizás exagere el tamaño del animal, o al mismo animal, o la lucha que cruzase con éste, o ambas cosas. Es el amor un factor de estómagos infinitos y en ellos caben todas las luchas y todas las bestias que en el mundo existen. Luego se cierra la puerta para que se abra el beso y podamos regresar allí donde nunca estuvimos.
Aparte de otras flores e insectas que no cupieron en el relato, ya no se aprecian restos de la diminuta bestia. Una breve pausa es suficiente para borrar una vida de nuestra memoria y con ella, sus restos. Si es que quedaron restos después de la brutal onomatopeya que aplastó al ser vivo, y a su cuestión. Habrán a quienes les consuele imaginarla en otro mundo que cuestionar, o callada una vez aprendida la lección y exhibiendo sus turquesas, sus plumas, su boquita de piñón, esa que fue fabulada para la ingesta de razones mínimas y nunca para cuestionar existencias. Amén.
La vida es como una vela que va ardiendo, cuando llega al final lanza una llama más fuerte antes de extinguirse. Creo que estoy en el periodo de la última llamarada, antes de la extinción.
José Saramago.Clase: Insecta
Orden: Neuroptera
Familia: Nemopteridae
Género: Nemoptera
Especie: Nemoptera bipennis (Illiger, 1812)
19 comentarios:
Que maravilloso insecto, con sus dos largos plumones atrás y encima amigo de los de dar la mano (o subirse a ella)
Impresionante el corte lateral, que formas tan inquietantes tiene este nuevo amigo...
Tú qué te untas en las manos, para atraerles tanto Paquito?
Un abrazo
Tecagas!!! (con muchísimo perdón)... vaya piazo fotones. Qué placer visual el que nos muestras siempre.
La firma de luxe, oches :)
Lo encontré ayer, Futuro Plumero. Me acordé de don José, un escritor al que definen mucho como intelectual, pero poco como humorista; una calidad impresionante la de don José.
A ver si tienes un encuentro así, aunque sea en la tercera frase.
Cocinillas.
;-)
A punto estuve de consultarte sobre la factura de tu firma. En ella me he inspirado.
;-)
Encontré varios tutos y, al final, me fie del mío.
Qué bien que te gusten las fotos. Yo me cagué, (sin restricciones) cuando ayer vi a esta maravilla. Me escuece un poco que no se aprecie el azul turquesa que el sensor no sabe captar. He visto otros ejemplares de la misma especie en internete, pero ninguno refleja bien la tonalidad sin igual de esta joya de la naturaleza.
Besos.
Le Mosquito,...
...muchas gracias,...otra vez.
B.N.C.Ls.Ms.
Besos
Joder una bipennis. Nunca la he pillado.
¿Ha leído lo qué dice el Osservatore Romano sobre Saramago?
Don Paco me dice que no sabe a quién se refiere doña Martín Ángel Spaces con eso de los mosquitos, mal rayo los parta a todos.
Don paco no suele leer diarios de humor rancio, pero el reportaje cómico-necrológico publicado por esos observadores llegó a sus ojos y oídos.
Dice don Paco que añada que se la refanfinflan.
Por cierto. Se ha copiado usted su pseudónimo del nombre de mi singular invención. Estoy pensando en emprender acciones de algún tipo.
Ya veremos.
¡Por favor! ¡¡Qué preciosidad!! ¡¡Yo quiero verlaaaa!!!
Qué bicho tan curioso, parece una mezcla de mariposa, saltamontes y libélula.
No me canso de ver la foto. Me gusta mucho en la que está sobre tu dedo. Qué frágil parece y qué bonita a la vez.
Ostias, la nemoptera bipenis. No sabes las ganas que tengo de verla. Buenas fotos.
Señor nomescantimplora:
Tiene usted toda la razón en cuanto a la singularidad de su invención. Es singular.
Mi querida azul marino:
En verdad en verdad te digo que la verás. Sabes que fui a buscar a nuestro Cervus y encontré a esta belleza. La verás.
Desanchada:
...Y tiene cabeza de hipocampo. No sé si puedes apreciarlo en las imágenes, pero es un caballito de mar en tierra.
Mi azul:
Frágil y ligera. Más que una mariposa.
Frikosal:
Hágame usted el favor de no blasfemarme en el blog, que lo tengo recién estrenado. Y sí: sé las ganas que tienes de verla. Lo leí hoy mismo en macroinstantes, en unas declaraciones que hizo su serenísima (en 2008) y antes de darse a las estrellas (canalla bis).
;-)
No, pero no es mi pasión por las estrellas la que me ha impedido gozar de esta maravilla, es que el buen Dios por alguna razón decidió que no estuviera presente en toda la península. Aunque encontré a un pariente suyo nada menos que en Turquía. Los insectos son la h.
Ruego disculpe mi ardor blasfemo.
No, no, de caballito de mar nada, este bicho, con toda su belleza, tiene una cara de malvado que no puede con ella. Observe usted su expresión en la foto de la flor amarilla, está claramente estudiando por donde empezar a comérselo a usted si pudiera.
Comenta macroinstantes "que tienen un ciclo muy corto de vuelo". Si es posible volveré a buscar alguna más; me gustaría saber si aún andan por ahí. Creo que ésta (la única que vi) era muy nuevecita, por lo que intuyo que podrían eclosionar más.
La expresión la marca ese sol grabado a fuego en su ojo. De verdad que es encantadora y coqueta, desanchá. Ahora bien: si me come, después mal...
Espectacular insecto al que tengo ganas que algún día se pasee delante del sensor de mis ojos.
Las fotos también muy bonitas.
Muchas gracias, Ars Natura.
El insecto es una maravilla.
hace unos días comparaba entre la sensación de éste insecto soobre mis dedos y la vivida con una libélula. me quedo con las patitas de éste.
Impresionante don Paco, se ha convertido usted en un autentico experto en ilustrarnos sobre estos bichejos tan hermosos. Tanto o más me gusta su prosa hermano.
Gracias (con retraso) Fito.
Espero que podamos vernos en alguna ocasión en Cádiz.
:-)
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